Mozart fue el primer compositor verdaderamente lÃrico, capaz de adaptar su técnica al cambiante juego de la inspiración y del tema. Artista hasta lo más profundo de su alma, no tuvo otro ideal que la música, esa música que sentÃa surgir inagotable en su corazón.
Al escribir La flauta mágica, Mozart se inspiró en la leyenda del flautista de HamelÃn.
Mas toda la gloria que Mozart habÃa conocido no lo preservarÃa de la miseria. Cuando murió, a la edad de treinta y cinco años, nadie fue a socorrerlo. Su cuerpo fue inhumado sin ningún homenaje, con la máxima indiferencia, y abandonado en la fosa común.
Su última obra es el célebre Réquiem, donde vibra toda la nostalgia de un mundo que pronto habrÃa de abandonar, pero en el cual se percibe también el deseo de un mundo más elevado, donde las almas como la suya encontrarÃan por fin seres capaces de comprender y de amar.