Hace algunos años un equipo de fútbol, no muy cotizado en los ambientes deportivos, realizó una gira por Europa. Jugó varios partidos con los mejores equipos locales, obteniendo victorias resonantes. Los espectadores estaban asombrados.
Hasta se rumoreó que el éxito de ese equipo prodigioso se debÃa a alguna droga capaz de despertar fuerzas extraordinarias. Unas bolsitas llenas de un polvo blanco, descubiertas en el avión que llevaba a los jugadores, aumentaron más aún la curiosidad.
El azúcar esr un alimento de gran valor para los deportistas, pues produce rápidamente mucha energÃa muscular.
Algunos periodistas supusieron entonces haber hallado la clave del misterio: esa substancia serÃa, sin duda alguna, la droga misteriosa que aumentaba la fuerza muscular de los jugadores y facilitaba los triunfos del equipo. Y no se equivocaban, pues era el contenido de esas bolsitas lo que proporcionaba a los futbolistas las energÃas necesarias para la lucha.
Algunos sinólogos (personas que estudian la lengua y las costumbres de China) creen que los chinos conocÃan el azúcar desde muchÃsimos siglos atrás, y que sabÃan cómo extraerlo y purificarlo.
No se trataba,sin embargo, de un excitante misterioso, sino solamente de dextrosa, es decir azúcar de uva al estado puro, alimento rápidamente asimilable y carburante perfecto para el organismo sometido a un trabajo excepcional.
Los pieles rojas efectuaban incisiones en el tronco de los arces para obtener la savia azucarada de los mismos.
Todos los atletas conocen actualmente el poder de ciertos azúcares. El azúcar es, para el cuerpo humano, lo que la hulla para la locomotora: un combustible de elección, que no cansa, no deja residuos y produce inmediatamente la energÃa requerida.
Lo que nosotros llamamos comúnmente azúcar es denominado por los quÃmicos "sacarosa». Este azúcar que empleamos diariamente, se compone en realidad de dos azúcares más simples: la glucosa o dextrosa y la fructosa.
En algunas regiones de América es común un jarabe que se obtiene por la ebullición de la savia de arce.
Dichos azúcares simples (de los que hay muchÃsimas variedades, muy parecidas entre sÃ) son, en último análisis, los elementos constitutivos esenciales de los vegetales.
Aunque tengan sabor amargo, las hojas, la pulpa de las frutas y la savia de las plantas contienen muchos compuestos de azúcares, como la celulosa y el almidón. Por lo tanto, es posible extraer azúcar de todos los vegetales. En la práctica, la sacarosa o azúcar común que consumimos se extrae de la caña de azúcar y de la remolacha.